Mi Tiempo (Poema)
Lo que el tiempo no podrá borrar jamás, es la dulce sonrisa de mi rostro, la misma que me recuerda que, sin importar lo que me pueda pasar, la vida siempre te da una nueva esperanza.
En el tejido del tiempo, se inmortaliza la dulce sonrisa en mi rostro, eterna y luminosa. Aliento de vida que persiste, recordándome que, pase lo que pase, la esperanza renace con cada alborada.
En cada arruga grabada por la experiencia, la huella de la dicha perdura, como una constelación de estrellas brillantes. Los días pueden desvanecerse, pero su fulgor perdura, como la melodía que trasciende los siglos.
A través de las estaciones que danzan en el reloj del destino, la sonrisa es mi faro, la luz que disipa la sombra y calienta el alma. Aunque el tiempo sea un viajero implacable, mi espíritu es un arrullo eterno.
No hay reloj que pueda borrar los destellos de dicha, los momentos de regocijo que habitan en mi ser. Cada risa, cada instante de júbilo, se teje en el tapiz del recuerdo, enriqueciendo mi sendero.
Las heridas del tiempo pueden rozar mi piel, pero no desvanecerán la esencia misma de mi ser. Soy un lienzo donde el tiempo pinta su historia, pero mi sonrisa es la paleta que da color a cada capítulo.
Aun en los días grises, en las tormentas que desafían mi calma, la sonrisa prevalece como un sol naciente. Es la semilla de esperanza que germina en mi pecho, abriendo sus pétalos de vida en el jardín de los sueños.
Cada amanecer es un renacer, una oportunidad para celebrar la magia de vivir. La sonrisa es mi bandera, mi refugio en la travesía, la brújula que me guía hacia la eternidad de los momentos compartidos.
El tiempo puede llevarse muchas cosas, pero la sonrisa en mi rostro es el legado que trasciende, la melodía que no conoce fronteras. Y mientras las agujas del reloj sigan su curso, mi sonrisa será mi himno, mi canción eterna.
En cada latido, en cada risa compartida, encontraré la certeza de que la vida siempre te regala una nueva esperanza. Y con mi dulce sonrisa como escudo, caminaré con valentía hacia el horizonte de posibilidades, abrazando el presente y el mañana con gratitud y amor.
