Dime qué buscas
Dime qué es lo que buscas en mi alma
A pesar de no sentir amor por mí, veo que te acercas sin vacilación. ¿Por qué lo haces? ¿No te duele mentirle a alguien a quien nunca amarás verdaderamente? Me gustaría cerrar los ojos y creer que lo que sientes por mí es sincero, pero hay demasiada realidad para creerlo. No puedo negar que cada vez que hablo contigo, siento desprecio en tu voz. ¿Por qué lo niegas?
El enigma de tus acciones se despliega ante mí, como un rompecabezas sin resolver. Te acercas, sin importar las implicaciones, sin considerar el daño que infliges. ¿Qué te motiva a continuar con esta farsa? ¿Es acaso un juego de poder, un intento desesperado de llenar un vacío interno?
Mi mente se enreda en preguntas sin respuesta, mientras la verdad se desdibuja en el horizonte. ¿Cómo puedes soportar el peso de tus engaños, de las mentiras tejidas con hilos frágiles? ¿No te duele mentirle a alguien que busca la autenticidad en cada gesto?
Anhelo cerrar los ojos y dejarme llevar por la ilusión, por la esperanza de que tus palabras sean genuinas. Pero la realidad se interpone, imposible de ignorar. La distancia entre nuestros corazones se ensancha, mientras la verdad se filtra a través de las rendijas de nuestra historia.
No puedo evitar sentir el desprecio en tu voz cada vez que cruzamos palabras. La verdad se oculta tras una máscara de cortesía, pero mis sentidos la perciben, inmutable en su presencia. ¿Por qué lo niegas, entonces? ¿Por qué no admites lo que se esconde en tus palabras y miradas furtivas?
En este poema en prosa sin conclusión, las incógnitas permanecen suspendidas en el aire, sin respuestas claras ni certezas definitivas. Nos adentramos en el laberinto de nuestras emociones, navegando en un mar de confusión y ambigüedad. A pesar de todo, seguimos buscando la verdad, enfrentando la realidad con valentía y buscando la paz en la aceptación de lo que es.
Y así, mientras las interrogantes flotan en el horizonte, nos sumergimos en el río tumultuoso de la incertidumbre, explorando los matices de nuestras interacciones. En cada encuentro, nos enfrentamos a la dualidad de lo que somos y lo que pretendemos ser, enredados en un baile eterno de verdades a medias y deseos insatisfechos.
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